viernes, 24 de enero de 2020

Vicio



El tormento de los vicios 
que incineran poco a poco
a los restos de una vida
que se apaga lentamente. 

Displicente 
es saberse convertido
en esclavo de adicciones 
entre mil contradicciones
y un sinfín de excusas vanas. 

Y las llanas mocedades 
de unos tiempos ya perdidos
nos recuerdan las verdades
de un futuro de ostracismos
y de mil banalidades. 

Cuánto vale ese respiro
cuánto más la bocanada 
de humaredas clandestinas
y de falsas alegrías 
de placeres infelices 
y de vagos malestares. 

Prepotente es el pulmón 
que resiste y que se entrega
en su mansa vocación 
de apilarse de alquitranes
disfrazado de cartón. 

Y el corazón 
este músculo cardíaco, 
no el cantado por poetas, 
no el de flechas de cupido, 
no! no es ese el corazón 
que se encierra en sus ahortas… 

Cuando pueda deshacerme 
de grilletes y cadenas 
tal vez entonces
pueda respirar el sano oxígeno 
sin el humo acompañante 
cuál gigante desleal
inhumano y placentero.

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